sábado, 27 de noviembre de 2010

El oso polar, icono del calentamiento I

El oso polar, el gran carnívoro ártico, ha sido utilizado hasta la saciedad por activistas y grupos de presión que apoyan la causa del alarmismo climático. Por poner dos ejemplos, Derocher et al. (2004) afirman “es improbable que el oso sobreviva como especie si el hielo marino desaparece completamente” El WWF, una organización que se presenta como proteccionista, ha llegado a decir que, si sigue la tendencia actual, los osos polares se extinguirán no más allá del 2015 y sólo los podremos ver en zoológicos y en las fotos de los libros.

Desde luego, fue acertada la elección del oso blanco como animal totémico y bandera de enganche para nuevos activistas. Su imponente presencia, de 3 m de alzada cuando se levanta sobre sus patas traseras, es un buen argumento para quien gusta de admirar la fuerza bruta, pero la razón fundamental para elegirlo entre todos los demás animales árticos es, sin duda, el aspecto de sus cachorros: esos adorables ositos blancos con sus ojitos y su nariz destacando como tres puntos negrísimos en medio de una carita blanca, y mullida, como de peluche, despiertan instantáneamente nuestros instintos más protectores.

Pero los osos polares no son, ni mucho menos, peluches, y más de uno se llevaría un chasco si los vieran en plena orgía sangrienta despedazando un cachorro de foca, y no digamos si se encontraran a un adulto en terreno descubierto, sabiendo que pueden decapitar a un ser humano de un solo zarpazo. Y es que los osos polares, con sus hasta 800 kg de peso, son el mayor carnívoro del planeta junto con los osos kodiak.
Los alarmistas se basan en la manera de cazar focas que tiene el oso polar para decir que está en grave peligro: una de las técnicas de caza que más utiliza el oso, es esperar en los respiraderos que abren las focas en el hielo marino. Tarde o temprano salen a respirar, y es entonces cuando se abalanzan sobre ellas y las atrapan. Los calentólogos deducen, de manera absolutamente simplista, que si el calentamiento derrite el hielo marino, los osos se quedan sin comida y mueren también.
Esta deducción nace de la tremenda ignorancia sobre la biología del oso polar que tiene el gran público ya que, de hecho, su alimentación es mucho más variada de lo que quieren hacernos creer los alarmistas del cambio climático. Según el Dr. Félix Rodríguez de la Fuente (1970), nada sospechoso de “negacionista” precisamente, los osos polares no solo se alimentan de focas, sino de crías de morsa, que pueden encontrar en el mar helado, pero también comen alimentos que encuentran en tierra firme como cetáceos muertos varados en las playas, bueyes almizcleros, huevos y pollos de aves marinas y roedores como los lemmings, abundantísimos en la tundra ártica. Además, y esto no lo sabe mucha gente, su dieta cambia a omnívora en verano, comiendo también gran cantidad de líquenes, hierbas y bayas.
Es en verano, y sólo en verano, cuando, según los catastrofistas modelos del IPCC, el Ártico se verá libre de hielo. Como vemos, el oso no carece de comida en verano así que, por ese lado, podemos estar tranquilos: aunque se cumpliesen las apocalípticas profecías de los alarmistas, el oso no se extinguirá por ese motivo.

Referencias:
- Derocher, A.E.; Lunn, N.J. & Stirling, I. 2004. Polar bears in a warming climate. Integrative and Comparative Biology, 44: 163-176.
- Rodríguez de la Fuente, F., 1970. Enciclopedia Salvat de la fauna. Tomo 6, Capítulo 75. El gran Norte. Salvat S.A. de ediciones. Pamplona.

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