lunes, 7 de junio de 2010

Los correos de al infamia: el climategate (I)

Hace ya más de medio año que pasó (noviembre de 2009), pero conviene refrescar la memoria del escándalo que constituyó, sin duda, un antes y un después en la investigación climática: el llamado "climategate"
Los científicos escépticos vienen quejándose reiteradamente, desde los años ’90, del obstruccionismo y, en algunos casos, boicot que padecen todos aquellos que no comulgan con la doctrina de la ONU sobre el calentamiento global antropogénico.
Sus denuncias van desde el trato de favor que reciben los oficialistas por parte de las administraciones públicas (como subvenciones, puestos de trabajo fijos, ascensos en sus cargos etc.) hasta amenazas de muerte por parte de activistas a sueldo de ONGs ecologistas, pasando por el rechazo de sus artículos en revistas especializadas por meros defectos de forma y toda clase de peregrinas excusas. Este rechazo es más importante para los científicos de lo que parece, puesto que su prestigio en el mundo académico depende casi totalmente de las publicaciones que consigan en revistas famosas en su ámbito de conocimiento que cuenten con sistema de revisión por pares o “peer review” en inglés. En estas revistas los editores mandan los artículos que reciben a otros científicos especialistas en la cuestión, los árbitros o “referees”, para que los valoren. Estos otros científicos son, o deberían ser, de otras instituciones distintas e independientes de las que acogen a los autores para así poder juzgar más objetivamente sus trabajos. Normalmente los editores designan a dos o más referees independientes unos de otros para valorar el trabajo desde distintas opiniones.
Todos estas quejas y testimonios han sido silenciados por los grandes medios de comunicación hasta que, en noviembre de 2009, alguien (presumiblemente desde dentro, según los expertos que los han analizado) hizo públicos en Internet más de mil correos electrónicos de los miembros del CRU (Climate Research Unit) de la Universidad de East Anglia, Inglaterra, junto con otros datos estadísticos e informáticos, que databan desde los años ’90 hasta octubre de 2009. Este grupo de científicos es importante en el mundo de la climatología porque elabora las principales gráficas de temperatura en las que se basa el IPCC para proclamar su doctrina del calentamiento antropogénico. Estos correos destapan toda una colección de fraudes y mala praxis científica, junto con intrigas y contubernios contra los científicos escépticos.
Los “e-mails” revelan que los investigadores ingleses, con su director Phil Jones a la cabeza, y también algunos americanos, como Michael Mann (el del “Palo de Jockey”), formaban un grupo muy cohesionado de personas que actuaban como un “lobby”, o grupo de presión político, contra sus rivales. Por ejemplo, en un correo de Edward Cook fechado en 2003 se lee:
“…tengo un “paper” [artículo científico] que revisar escrito por un coreano y alguien de Berkeley que dice que el método de reconstrucción que usamos en dendrocronología [estudio de los anillos de crecimiento de los árboles] está equivocado, es sesgado y es horrible. Si se publica puede hacer bastante daño… No va a ser fácil de refutar, porque en principio las matemáticas parecen correctas… Lo siento mucho pero tengo que fastidiar con esta revisión. Confidencialmente, necesito argumentos fuertes y extensos para rechazarlo…”(Se supone que los revisores deben ser independientes y juzgar según su criterio, sin pedir ayuda).

En otro correo de Phil Jones de 2004, se aprecia también el grado de control que este grupo tiene sobre instituciones como el IPCC de la ONU:
“No creo que estos papers aparezcan en el próximo [informe del] IPCC. Kevin y yo los mantendremos fuera de una forma u otra. Incluso si tenemos que redefinir el concepto de peer review

Las actitudes de boicoteo a otros científicos escépticos aparecen bien representadas en un correo de Michael Mann de 2003:
“Este era el peligro de criticar siempre a los escepticos por no publicar en la literatura peer review. Obviamente han encontrado una solución, ¡hacerse con una revista! ¿Qué hacemos sobre esto? Creo que tenemos que dejar de considerar Climate research [la revista de los escépticos] como una revista legítima. Posiblemente deberíamos animar a nuestros colegas en la comunidad de la investigación climática para que no envíen o citen artículos de esa revista. Necesitamos considerar también qué decimos o pedimos a nuestros colegas más razonables que están en el consejo editorial…”

En otro correo de Tom Wigley, del 20-1-05 se lee:
“Si crees que Saiters está en el campo de los escépticos frente al efecto invernadero, entonces, si podemos encontrar documentación que lo acredite, debemos acudir a los canales oficiales de AGU para apartarlo definitivamente…”

Nuevamente Tom Wigley, el 24-4-03 hablando de revistas que publican artículos escépticos:
“… Una forma es ir directamente a los dueños de la publicación y decir que su revista es “percibible” como un medio para diseminar desinformación bajo la apariencia de trabajo revisado. Uso la palabra “percibible” por que la verdad no es lo que importa a los dueños, sino como se ve la revista en la comunidad científica.
La idea de Mike [Michael Mann]de hacer que los miembros del consejo editorial dimitan no funcionará… nos tenemos que deshacer también de von Storch, por otra parte, los huecos se irán llenando con gente como Legates, Balling, Lindzen, Michaels, Singer, etc. He oído que los de la publicación no están muy contentos con von Storch, así que es posible”.

Phil Jones en 2009 atacando a un editor que no comulga con sus ideas:
“Tengo una disputa con el Nuevo editor de la revista Weather. Me me quejado de él al director ejecutivo de RMS. Si no consigo que se retracte, No enviaré ningún artículo más a ninguna revista del grupo RMS y dimitiré del RMS.”

Otra de las quejas habituales que señalan los escépticos concierne al tratamiento estadístico de los datos y a la disponibilidad de los mismos. En concreto se quejan de que los científicos oficialistas no permiten que otros científicos trabajen con sus mismos datos, es decir, no quieren ceder sus registros, en especial los datos de temperaturas, a pesar de que en Estados Unidos e Inglaterra existen leyes (Acta de Libertad de Información, en inglés Freedom Of Information Act, FOI o FOIA) que obligan a los investigadores que han recibido subvenciones públicas, a ceder esos datos a otros investigadores independientes precisamente para evitar las llamadas “cocinas estadísticas”, es decir, tratamientos estadísticos sesgados o parciales que favorecen indebidamente determinadas ideas o ideologías políticas:

Benjamin Santer 19-3-09 no quiere de ninguna manera compartir sus datos. ¿Qué tiene que ocultar?:
“Si el RMS va a pedir a los autores que todos los datos estén disponibles (datos brutos y cálculos intermedios) no enviaré mas artículos a las revistas de RMS.”

Phil Jones el 2-2-05 en el mismo sentido escribe:
“Los dos MMs [refiriéndose a los escépticos McIntyre y McItrick] han estado tras los datos de estaciones de la CRU durante años. Si alguna vez se enteran de que existe un Acta de Libertad de Información [FOI = Freedom of Information Act en el original] ahora mismo en UK [Reino Unido], creo que borraré el archivo antes que mandárselo a nadie.”

Este último correo es especialmente grave, puesto que el borrar los datos podría ser constitutivo de delito.

Nuevamente Phil Jones sobre el mismo tema en Agosto 2008 aleccionando a los suyos para sortear la ley de libertad de información:
“Keith/Tim. Seguimos recibiendo peticiones de FOI así como de MOHC y Reading. Todos nuestros encargados de FOI han estado involucrados en las discusiones y están utilizando las mismas excepciones para no responder. – aviso que recibieron del Comisionado de Información. (…) La línea de FOI que estamos usando todos es ésta: el IPCC está exento de cualquier FOI de cualquier país – esto es lo que se les ha dicho a los escépticos. A pesar de que nosotros (MOHC, CRU/UEA) posiblemente estamos reteniendo información para el IPCC que no es parte de nuestras competencias (estado de la misión, objetivos, etc.), por lo que no tenemos obligación de pasarlo.”

No hay comentarios:

Publicar un comentario